La tierra llama
el viento
clama
y vuelves
sencillamente
en
laberintos de mente
que azotan
las grietas
descascaradas
de tiempo
ido
en picada
hacia
abismos
de olvidos
sinuosos
en campos
temerosos
de muerte
temprana
entonces
duerme
en tu sabana
blanca
de gris
existencia
con mi presencia
lejana
o deja
de hacer arcadas
ante
un mundo de sabores
agrios,
o dulce
como eres
sin doblez
y
engullamos
hambrientos
el futuro
y la esperanza
de volver
a renacer
que
nunca muere
de muerte
verdadera
el fuego
de tu hoguera
en donde
quemo
mi ser.
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