domingo, 2 de junio de 2013

Batallas cotidianas II

Crónicas de, Batallas cotidianas. II

 


Hay personas que en el transcurrir de su vida dedicada a nobles tareas, y anque labradas por sellos de hipocráticos juramentos, retornan ineluctablemente a su condición de clase y se transforman en Esfinge.
 

Hay personas que aceptan el reto de la Esfinge y saben que no se acaba la contienda mientras haya corazón y fuerza que lo impulse a latir repiqueteando al sonido del tambor del hombre cimarrón.

“Nuestra fuerza de corazón ha
de probarse aceptando el reto
de la Esfinge, y no esquivando
su interrogación formidable”
(Dijo Próspero en el Ariel del uruguayo José Enrique Rodó)

sábado, 1 de junio de 2013

Batallas cotidianas I

Crónicas. Batallas cotidianas I

"Acá la moral no existe"

En los traqueteos de la vida descubrimos que la injusticia cava pozos que se convierten en charcos al llover y al no ver metemos la pata hasta el fondo y nos embarramos un poco.
Una vasta, e indeseable para cualquier apreciable, experiencia en cuestiones de cárcel, procesos y juzgados hacen que uno tenga el cuero más duro pa el látigo que azota sin avisar, porque cuando se avisa el cuerpo se arquea un poco y pareciera (sensaciones nomás) que duele menos aunque el golpe arribe con la misma intensidad.
Lo más interesante de estos menesteres son las batallas y obviamente el jaque mate (si no es el propio) o las conocidas tablas en el arte de la negociación.
Pero hete aquí que jamás habíase presentado la situación donde quien juzga declarara abierta y sonrientemente la frase que titula este fragmento de crónica: "Acá la moral no existe".
Con este panorama nada alentador (pedir justicia es un relato de Ray Bradbury) y con el oponente que mueve las fichas contrarias del tablero las armas cambian, porque su condición de clase ( ey, eso no desapareció aunque se canten conciliaciones) y la miseria homo de sus principios lo elevan a la consabida categoria del tipo de persona popularmente bautizada como: hij@ de puta.
Ante lo cual los resultados de las batallas son tan inciertas como el final de la contienda.
¿Hay un final en la contienda de clases? ¿Alguien tira la toalla?