martes, 11 de septiembre de 2018

Un Nobel, su maestro



Albert Camus 
recibe la noticia, en noviembre de 1957, que le darán el premio nobel de literatura. Lo primero que hace es enviar un telegrama a su madre quien posibilitó su educación. Sin padre (muerto en la guerra) se había criado gracias al sacrificio de su madre (casi sorda y analfabeta) y de su abuela.  Ese pequeño estudiante de una familia paupérrima, recibió la preparación de un magnífico y apasionado docente, que gratuitamente lo preparó para  lograr una beca y así estudiar en un liceo de Argel, cuando tenía once años.
Treinta y tres años después,  al recibir el más prestigioso reconocimiento destinado a un literato siente el apremio de expresar todo su afecto al educador:

"Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Lo abrazo con todas mis fuerzas".
Albert Camus.

El 10 de diciembre de 1957 Albert Camus recibe el premio Nobel de Literatura y se lo dedica, en el discurso de ceremonia en Estocolmo a su maestro Germain, en donde afirma que la misión principal de un escritor debe ser hablar por cuenta de quienes, sufriendo en silencio, no pueden hacerlo.