Vamos
apresurados impacientes
corriendo
sin medir nuestros pasos
a conquistar
nuevas vertientes
sin antes
meditar en los acasos
Qué
soberbia inconcebible nos convoca
decidiendo
nosotros lo inmediato
lo
importante lo que no lo que provoca
el
rechazo al escupir nuestro mandato
Dónde fue
que leímos que era justo
arrancar
de jardines descuidados
la rebelde
libertad de los arbustos
creciendo
sin controles ni candados
Gime el
monte nuestra hambre voraz
creyendo
que abrimos sendas verdes
y en el incomprensible
hecho audaz
lo relevante, lo humano, se nos pierde
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