viernes, 26 de octubre de 2012

Su cuerpo redondeado, nada perfecto, blanco como la nieve, como la luna llena, como una espuma de mar que al llegar descansa en la orilla, está allí esperando la caricia que despoje sus ropas, falso cascarón que aparenta el imposible descubrir su desnudo cuerpo, con lentitud de pintor, con paciencia de sembrador encuentro el corazón expuesto y me dispongo al placer, a disfrutar, a hincar mis dientes en su alma y saciar el hambre dándole sentido a su existencia.
[un huevo duro aguardaba en la heladera como única cena del caminante]

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