Urbe y semáforo II
Escenas de Buenos Aires en días de lluvia.
El oficio de cartonero en días de temporal signifíca el doble de esfuerzo y de casi seguro resfrío o neumonía sobre los cuerpos frágiles de los profesionales del cartón. Claro que cuando tenés un vehículo lo hacés fácil, abrís el baúl y lo llenás. Pero si usás carritos esperando el camión o colectivo-Taxi que te lleva de regreso por la noche, la pasas feíto. La vida pesa mas.
El pibe, no más de 11 años, pasado por agua, no podía acumular más cajas de cartón. Miró a a su alrededor y corrío velozmente. Volvío riéndo, corriendo y jugando por el centro de la calle como si empujara un crucero en las calle anegadas. Comenzó a recoger los cartones de su carrito destartalado y los arrojó dentro del gran tacho de basura con rueditas que le permitirá cosechar el doble, tratándo de aliviar el aguacero de la vida díaria, aunque no llueva mañana.
El semáforo dió luz verde y me lleve su historia.
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