jueves, 8 de marzo de 2012

MUJER EN TU DÍA, NOS RECUERDAS...

QUE...
Trabajaste de costurera
en la vieja fábrica Cotton
allá por 1908, cuando era
bajo el salario y alta la opresión.
Saliste a quejarte unos días antes
que el patrón, bombas mediantes,
silenciara tu grito con llamas
en 129 gargantas quemadas.
Pero ese hecho histórico
y penoso,
no detuvo al soberbio
y poderoso.

Seguiste laborando con tus tiernas manos
gastadas de tanto hilo de tejidos,
de tijera dura y telas bien cortadas,
entre callados y grises gemidos
haciendo camisas,
la razón cuestionaba.
Hasta que en 1910, sacaste tu daga
saliste a la calle en huelga y alzada,
alzada de bronca te viste abrazada
a las otras tantas que también gritaban
¡Basta de oprobio!, patrones,
que en ésta fábrica,
la Triangle Shirtwaist
Company de N.York, señores
ustedes andan de camisa lavada
y nosotras tenemos la tierra pegada
de miseria en cuerpo y dolor en mirada.

Marcaste el camino de mujeres senderas
haciendo la primera huelga de obreras.
Pero eras inmigrante, judía,
polaca o italiana, costurera y pobre,
entonces los dueños usaron el cobre
acallando tanto malestar en la vía.
Te miraban raro, así desconfiando,
seguro nos roban, algo están tramando,
aseguren todo, cierren los candados,
no vaya a ser cosa que nos roben algo.

Y un 25 de marzo de 1911, en la tarde
conociste el calor antinomia del amor
el del capital: el más vil, más cobarde,
que temprano o tarde te convierte en carne
despojada ante la injusticia que arde.

Tenías apenitas 14 años, tejías
junto a tus pares, hermanas o tías
de menos de treinta jóvenes lunas,
unías retazos zurciendo la angustia.
Se fueron ahogando en telas y fuego
saltando desde alto entonando un ruego,
146 niñas, jóvenes , madres; pura vida,
que hallaron la muerte pronta y sin salida
ante los candados a la dignidad
que les impidieron gritar la verdad.

Mujer del tiempo, de vida sustento,
mujer obrera, de justicia y viento,
mujer confiable, de pie sin lamento,
mujer guerrera en cualquier momento.

Vienes en tu día y nos recuerdas...
que...
son otros tejidos y el tiempo ha cambiado.

Pero en tus ojos profundos de hembra
que junto al aroma de tu paso siembra
alertás a todos los desmemoriados
que aún hoy existen, puertas con candados.

***

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