s,
mirando cactus y frutales y con la música de los pájaros de fondo y el
ruidito del agua, y como que todo fue charla de dos niñas de 12 años que
lo que querían era eso dialogar, intercambiar y hasta mostrar unos
bailes que ellas saben, y seguir charlando más en un clima de armonia y
paz y este hombre se sintió feliz de que los niños puedan salvar la
lengua que tanto se va perdiendo en los tiempos de recortados mensajes y
telegráficas comunicaciones de seres que van enmudeciendo entre tanto
ruido de suciedad.
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