(Para Ailén, y todos los jóvenes
en sus primeros vuelos)
Como una langosta
que a veces vuela
de espiga en espiga
dorada o seca,
o que altiva salta
con sus poderosas, flexibles,
patitas de acero,
porque te has cansado
de tanto batir las alas
bajo tiempo de aguacero.
Vas estudiando el terreno
donde el fruto te espera,
ni paciente ni ansioso,
solo espera,
esa boca que lo engulla,
así andas por la vida
marcando el paso con bulla
bello y joven ser
que tanto anhelas,
desesperadamente,
crecer,
arriando las penas
que la manada del sistema
te suelta en la senda
que has de surcar.
Así como langosta
buscas con desespero
el sustento
y alimento
de tu libertad.
Marcelo, desde El Bohío,
20/02/2012
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