miércoles, 14 de septiembre de 2011

OCASO

“Es tan corto el amor

y tan largo el olvido”

¡Oh, Pablo querido!

cómo duelen tus poemas,

nos hundes en las arenas

que una tarde hemos sentido.



Isla, tú isla, la Negra,

¡Oh, Neruda profeta!

sepultaste entre las piedras

lo que quedaba de ella.



Se fue apagando la hermosa

vuelve a la costa la espuma

cual caricia suave, rosa,

pero no queda ninguna.

Solo mancha, huecos húmedos

que volverán a cubrirse

más pronto que ella al irse.



Bendito atardecer

de mate y risas

preludio de una muerte

pocas caricias,

en la agonía dulce de tu ser

ocultándose, el sol:

da la noticia.



Ha muerto el amor

¿por mano propia?

ni el tiempo logrará resucitarlo

porque un amor así,

de barro mágico,

intensamente

hay que vivirlo,

o asesinarlo.



Quédate con los recuerdos,

baratijas de la mediocridad,

cuando la vida, loco o cuerdo

hay que beberla hasta la ebriedad.



Regresaste por donde pudiste,

por el mismo sendero

que partiste,

donde desterrada fuiste

por un sueño aventurero.



Como en la tensa calma,

hoy buscas lo de ayer

monótona, cotidiana, masa,

entregada al azar tu alma

a golpe de suerte, dolor, placer.



Pero si en el acaso ocaso,

vienes en caída fatal,

de desamor, traición, fracaso,

de pie, cual puntal,

verás mi sombra

y tendrás mi abrazo.



Marcelo Cafiso

Septiembre de 2011

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