martes, 20 de diciembre de 2011

La herida

La mano tendida
los dedos abiertos
la piel tensa, duelen los huesos;
se quebrarán tras la fuerza
que los atrae
más allá de lo posible.

Duele el dolor de los tendidos
y de los no entendidos
motivos que conducen
hacer lo que no desea,
mientras altivo cabecea
virando a los lados
imitando un sonoro
reloj donde el tiempo
implacable
barrerá las suciedades
que entorpecen los sentidos.

Y de repente el alarido,
cruel forajido,
escapa habilidoso
rasgando las paredes
de las entrañas
que también duelen
del dolor
del amor.

Acaben esto de una vez
malditos malnacidos
sentimientos de la angustia
flor de espina y mustia
cual herida lacerante
que se abre a cada instante.

Bendito tiempo
haz tu tarea reparadora
déjame ir ya de una vez
cercena la trepadora
gangrena del alma en pena
que entorpece
mis ideas.

Falta poco casi nada,
algo se divisa,
oscuro punto
perdido astro,
y desde un viejo camastro
se piensa solo abatido
y ríe en último gemido
respirando como un fuelle,
la mano tendida
cual andrajoso viajero
en un adiós de ida
desde un barco
que ha partido
ya del muelle,
del amor y de la vida.

[Desde el Bohío,Diciembre 2011]

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