Luego de cuatro días locos donde los pensamientos perturban felizmente la existencia en el trajinar laborioso de las ideas y los hechos, sintiendo con "violenta prescindencia del mañana" y disfrutando los signos de la libertad como un perro que pasa apaciblemente por la calle olfateandolo todo, pienso y pienso...
Entre libros en una Feria al rayo del sol y "quemados", y luego clavos oxidados que se doblan y el martillo que va a parar al pulgar y el recuerdo de mi hermana, viene para calmar las ansias diciéndome un tal Rimbaud "Termino por considerar sagrado el desorden de mi mente" Me apacigua pero luego me inquieta su opuesto.
¿Una vida razonable?
Qué aburrida la vida si vivimos esforzándonos por llevar una vida razonable.
¿Mente sana y corpore sana?
¿Quién descubrió un criterio razonable para dilucidar lo que es una vida razonable?
Y como abeja obrera que se posa en el corazón de una flor: Castoriadis me recuerda entre palada y palada de tierra sepultándo algún viejo pensamiento desacatado y no llevado a cabo " El hombre es ese animal loco cuya locura inventó la razón" Extenuado, sucio y confucio n , me dejo poseer por la risa y unos amargos, mientras el Bohío sigue su metamorfosis.
sábado, 31 de diciembre de 2011
martes, 20 de diciembre de 2011
La herida
La mano tendida
los dedos abiertos
la piel tensa, duelen los huesos;
se quebrarán tras la fuerza
que los atrae
más allá de lo posible.
Duele el dolor de los tendidos
y de los no entendidos
motivos que conducen
hacer lo que no desea,
mientras altivo cabecea
virando a los lados
imitando un sonoro
reloj donde el tiempo
implacable
barrerá las suciedades
que entorpecen los sentidos.
Y de repente el alarido,
cruel forajido,
escapa habilidoso
rasgando las paredes
de las entrañas
que también duelen
del dolor
del amor.
Acaben esto de una vez
malditos malnacidos
sentimientos de la angustia
flor de espina y mustia
cual herida lacerante
que se abre a cada instante.
Bendito tiempo
haz tu tarea reparadora
déjame ir ya de una vez
cercena la trepadora
gangrena del alma en pena
que entorpece
mis ideas.
Falta poco casi nada,
algo se divisa,
oscuro punto
perdido astro,
y desde un viejo camastro
se piensa solo abatido
y ríe en último gemido
respirando como un fuelle,
la mano tendida
cual andrajoso viajero
en un adiós de ida
desde un barco
que ha partido
ya del muelle,
del amor y de la vida.
[Desde el Bohío,Diciembre 2011]
los dedos abiertos
la piel tensa, duelen los huesos;
se quebrarán tras la fuerza
que los atrae
más allá de lo posible.
Duele el dolor de los tendidos
y de los no entendidos
motivos que conducen
hacer lo que no desea,
mientras altivo cabecea
virando a los lados
imitando un sonoro
reloj donde el tiempo
implacable
barrerá las suciedades
que entorpecen los sentidos.
Y de repente el alarido,
cruel forajido,
escapa habilidoso
rasgando las paredes
de las entrañas
que también duelen
del dolor
del amor.
Acaben esto de una vez
malditos malnacidos
sentimientos de la angustia
flor de espina y mustia
cual herida lacerante
que se abre a cada instante.
Bendito tiempo
haz tu tarea reparadora
déjame ir ya de una vez
cercena la trepadora
gangrena del alma en pena
que entorpece
mis ideas.
Falta poco casi nada,
algo se divisa,
oscuro punto
perdido astro,
y desde un viejo camastro
se piensa solo abatido
y ríe en último gemido
respirando como un fuelle,
la mano tendida
cual andrajoso viajero
en un adiós de ida
desde un barco
que ha partido
ya del muelle,
del amor y de la vida.
[Desde el Bohío,Diciembre 2011]
sábado, 10 de diciembre de 2011
jueves, 8 de diciembre de 2011
A causa de azahares
Alzo erguido sangre en tinto
y aroma rojo fragante,
brindemos luna radiante
ante el oprobio día extinto.
Son las causas, los azares,
y ausente;
de flor, de limón, azahares,
y presente,
en la huella del instante,
del vértigo de tu presencia
que este errante caminante,
te piensa,
siente,
querencia.
Marcelo Cafiso
8.12.2011
y aroma rojo fragante,
brindemos luna radiante
ante el oprobio día extinto.
Son las causas, los azares,
y ausente;
de flor, de limón, azahares,
y presente,
en la huella del instante,
del vértigo de tu presencia
que este errante caminante,
te piensa,
siente,
querencia.
Marcelo Cafiso
8.12.2011
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