viernes, 22 de febrero de 2013

UN RÍO EN ONCE



            Cuando bajamos del tren lo hacemos apurados como torrente de río que busca la desembocadura del próximo transporte o de los afluentes de calles a recorrer para arribar al destino esperado. Hoy el río marchó lento, detuvo su loca carrera, convirtió la marea humana en un remanso de solidaridad, las aguas tumultuosas se pusieron de pie, alzaron sus brazos, estrellaron sus manos acompasando un canto unánime y esperado por siempre para los sufridos de esta misera sociedad bramando JUSTICIA desde el cauce del pueblo.
Un río rojo y verde.

[a un año de la tragedia ferroviaria de Once]

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