domingo, 3 de junio de 2012

Abre la puerta y entra a mi hogar que el corazón delator llama.

 
Abre la puerta y entra a mi hogar que el corazón delator llama.
 
Sólo duermo cuando el frágil cuerpo no resiste más. Semidormido, perdído, aterrado, busqué de donde venían los golpes. Sólo Poe podía traer realidad a la imaginación, era el corazón delator. Sin coherencia. Busqué las luces, pero estaban todas prendidas. Los cuzcos desesperados presagiaban lo peor desde lejos. Salí en busca de la mujer enterrada y de los orígenes de semejante concierto perruno. Bajé, abrí puertas, avancé los primeros metros así como me levanté, el frío despabila. El corazón se detuvo, no hubo más delación, sólo desesperados perros. Al llegar a la zona de entrada, donde no hay puerta sino portón, hallé los orígenes de la realidad. Había ingresado ¿hacía dos horas?, sonreí ante el espectáculo. Tarareé la chacarera. Cerré el portón del Bohío.
Los cachorros del Bohío se calmaron ante las caricias de gracias. Recordé a Poe. Regresé, porque en algún momento llegué y también me fuí sin irme.
Ahora quedo, estando, todo está igual, pero algo volvió a cambiar.

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