Balas de estado, de azul y plomo,
contra tizas de blanco, y dulce aromo
de árbol en patio de vieja escuela
rama podada, flor sin pétalo,
hombre de pie, letra que vuela,
mirada tierna, presencia de un halo
en aula pública cuna de grandeza.
Miseria humana que nos cercena
sonrisa, abrazo y beso nuestro,
que esos niños en noche sin cena
recordarán del joven maestro.
Ropaje oscuro, borcego y gorra,
contra guardapolvo, zapatilla de goma,
corazones duros, de orden sin razones
el poder impone antiguos blasones
de tinta que mancha lanzada a mansalva
en forma cobarde a esa blanca espalda.
El viento hoy sopla gritando tu nombre
con dolor y sangre, digna y guerrera
flamea en el tiempo, de tiza bandera
por los caminos que surcó tu vida
cuando reclamaste que no se mendiga,
que lo que nos falta se grita, se exige
se sale a la calle , se rompe, se erige
en una razón de justo reclamo
y al esclavista de turno, al amo,
le llegue la hora de justicia, hermano.
En memoria de Carlos Fuentealba
maestro argentino asesinado
por la espalda el 4 de abril de 2007.
Marcelo, desde el Bohío.
miércoles, 4 de abril de 2012
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