Albert Camus
recibe la noticia, en noviembre de 1957, que le
darán el premio nobel de literatura. Lo primero que hace es enviar un telegrama
a su madre quien posibilitó su educación. Sin padre (muerto en la guerra) se
había criado gracias al sacrificio de su madre (casi sorda y analfabeta) y de
su abuela. Ese pequeño estudiante de una
familia paupérrima, recibió la preparación de un magnífico y apasionado
docente, que gratuitamente lo preparó para
lograr una beca y así estudiar en un liceo de Argel, cuando tenía once
años.
Treinta y tres años después,
al recibir el más prestigioso reconocimiento destinado a un literato
siente el apremio de expresar todo su afecto al educador:
"Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado
todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor
demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia,
pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa
que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese
sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de
este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha
sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y
el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de
sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno
agradecido. Lo abrazo con todas mis fuerzas".
Albert Camus.
El 10 de diciembre de 1957 Albert Camus recibe el premio
Nobel de Literatura y se lo dedica, en el discurso de ceremonia en Estocolmo a
su maestro Germain, en donde afirma que la misión principal de un escritor debe
ser hablar por cuenta de quienes, sufriendo en silencio, no pueden hacerlo.