jueves, 24 de febrero de 2011
Dolor
Dolor como de úlcera,
como de hueco profundo
que va abriendo las entrañas
y en una mirada extraña
frente al espejo, rotundo
peso y agobio,
por lo que vendrá.
jueves, 10 de febrero de 2011
En la noche del Bohío.
Uno
Siento en la piel y en las venas
el aroma de las verbenas,
oigo el canto y el arrullo
del río que acuna al niño,
huelo el libre, suave, tibio
...viento del sur que es tuyo,
no te apremies ni demores,
mi esencia núcleo de amores
acecha sin prisa pero con ansias
danzando entre tus fragancias
del recuerdo que fué o será
cuando sientas tu ser volar.
(Marcelo Cafiso, en la noche del Bohío)
Siento en la piel y en las venas
el aroma de las verbenas,
oigo el canto y el arrullo
del río que acuna al niño,
huelo el libre, suave, tibio
...viento del sur que es tuyo,
no te apremies ni demores,
mi esencia núcleo de amores
acecha sin prisa pero con ansias
danzando entre tus fragancias
del recuerdo que fué o será
cuando sientas tu ser volar.
(Marcelo Cafiso, en la noche del Bohío)
Nota editorial al libro la Ideología Alemana
Nota Editorial
a LA IDEOLOGÍA ALEMANA
Carlos Marx [5 de mayo de 1818] y Federico Engels [28 de noviembre de 1820], nacieron en distintas ciudades de la provincia alemana de Renania. Tenían en común haber sido seducidos por Hegel y Feuerbach y se diferenciaban claramente por el pasar económico. Engels vivía holgadamente gracias a los negocios de su padre quien poseía fábricas en Inglaterra y Alemania. Pero la abundancia de moneda no era la felicidad para el joven de quince años. “La semana pasada Friedrich trajo notas regulares. En lo externo, como sabes, ya ha adoptado mejores modales. Pero a pesar de los severos castigos y a pesar de su temor a otros nuevos, no parece querer aprender de la obediencia ciega. Así, hoy he tenido otra vez el disgusto de encontrar en su escritorio un libro mugriento de una biblioteca pública, un libro de caballerías del siglo XIII. Resulta sorprendente la falta de preocupación con la cual deja en el cajón tales obras. Dios conserve su carácter, pues a menudo me causa temor ese chico, por lo demás muy bueno.” [Carta de Friedrich Engels -padre- a Elise Engels. Fechada en Barmen, 27 de agosto de 1835].
El viejo Engels no comprendía a su hijo, jamás lo haría, y más adelante le soltaría la mano del aporte financiero. En cambio el viejo abogado judío –ahora convertido al cristianismo – y de liberal espíritu, entendía y acompañaba al joven Marx en sus nuevas inquietudes.
Así crecieron en distintos ambientes familiares estos dos muchachos que se cruzarían por primera vez en octubre de 1842.
“El primer encuentro entre Marx y Engels desembocó casi en una ruptura. Por aquel entonces Marx era un hegeliano casi tan empedernido como Engels era un ortodoxo partidario de Schelling. Ambos sistemas eran irreconciliables, así que los futuros amigos, que por fin se encontraron en el culto mutuo a Hegel, se separaron entonces como enemigos”. [Carta de Maxim Maxímovich Kovalievski fechada en 24 de noviembre de 1842].
Dos años más tarde disfrutaban de un verdadero encuentro planificado en el Café de la Régence de París (uno de los primeros centros de la revolución de 1789). En este embute, y a través de la discusión e intercambio de ideas, descubrieron que los unían los mismos intereses, que no eran justamente los financieros.
Marx expuso a Engels el determinismo económico de su teoría sobre la concepción materialista de la Historia. La amena charla que comenzó en este café concluyó, cual primera etapa, diez días después, luego de haber participado en cuanta asamblea de obreros revolucionarios alemanes o franceses se celebrara. La casa de Carlos fue la casa de Federico.
Intercambiaron y discutieron sobre el internacionalismo de estos obreros, sobre "las limitaciones nacionales" y "la arrogancia nacional" sobre las batallas que en esos momentos estaban dando los trabajadores ingleses y la participación activa de la Liga de los Justicieros. Los debates los acercaban cada vez más, estaban de acuerdo en todo y admiraban las mismas luchas, pero también coincidían en que lo existente no bastaba. Las ideas hasta ahora desarrolladas eran insuficientes. El Cartismo , el utopismo, el comunismo igualitario o el golpismo. Ninguna podía resistir un análisis científico, no eran herramientas para la liberación de los obreros. He aquí la tarea. Forjar una teoría revolucionaria que fuera un arma para dar la batalla de ideas, la batalla teórica y política que necesitaba la clase obrera.
Con veintiséis años Carlos, y veinticuatro Federico, emprenderían la primera obra literaria en colaboración mutua. "La Sagrada Familia, o Critica de la crítica crítica. Contra Bruno Bauer y consortes". Titularlo de esta manera equivalía a etiquetar irónicamente a los filósofos idealistas, a los hermanos Bauer y sus seguidores. Es interesante leer a Lenin y su análisis sobre estos hermanos y la obra de Carlos Marx y Federico Engels. "Estos señores (Bauer) predicaban una crítica que estaba por encima de toda realidad, por encima de los partidos y de la política, que negaba toda actuación práctica y sólo contemplaba críticamente el mundo circundante y los sucesos que ocurrían en él. Los señores Bauer calificaban desdeñosamente al proletariado de masa carente de sentido crítico. Marx y Engels se enfrentaron enérgicamente con esta tendencia absurda y nociva. En nombre de la verdadera personalidad humana, la del obrero pisoteado por las clases dominantes y por el Estado, Marx y Engels exigían no la contemplación sino la lucha por un orden social mejor y veían, naturalmente, que la fuerza capaz de librar esa lucha, en la que estaba interesada, era el proletariado".
Evidentemente la Sagrada Familia marcaba una nueva forma de leer la realidad, de analizarla, y de proponer la búsqueda de nuevos caminos y nuevos sujetos para quebrantar el idealismo predominante en las distintas manifestaciones de rebeldía contra el Estado y su clase explotadora. Algunas de las reflexiones dentro de ese libro: "Las ideas nunca pueden llevar más allá de un viejo estado de cosas mundial, sino siempre, únicamente, más allá de las ideas correspondientes al viejo estado de cosas mundial. Las ideas no pueden ejecutar absolutamente nada. Para ejecutar las ideas se requieren hombres que empleen un poder práctico", "Si el hombre es modelado por las circunstancias, habrá pues, que humanizar dichas circunstancias". Esta era la fe de Carlos Marx y Federico Engels.
Posterior a esta inicial gran tarea que emprendieron juntos, continuarán estudiando y escribiendo pero desde distintas ciudadades-trincheras, Marx en París y Engels en Barmen.
De esta época surge un trabajo denominado por el propio Engels como "mi primera cosa inglesa". En distintas cartas enviadas a Marx le transmite:"Estoy enterrado hasta las orejas en periódicos y libros ingleses, de donde pienso armar una obra sobre la situación de los problemas en Inglaterra (...) A esos ingleses les voy a confeccionar una hermosa lista de pecados (...) Yo acuso ante el mundo a la burguesía inglesa de homicidio, robo y de todos los demás crímenes en masa (...) Esos tipos ya se acordarán de mí. Tú comprenderás que también me estoy refiriendo a la burguesía alemana, a la cual le digo bien a las claras que es tan perversa como la inglesa"
Durante el mes de Mayo de 1845, y en la ciudad de Leipzig se dará a conocer el primer gran análisis del capitalismo, y de la situación y rol de la clase obrera en la sociedad burguesa. Es publicado el texto "La situación de la clase obrera en Inglaterra", de Engels. Este muchacho no reparaba solamente en escribir, también dirigía sus teorías como orador en nutridas asambleas de obreros. En una carta a Marx comenta su sentir sobre esta toma de posición. "Una cosa muy diferente; estar ante hombres de verdad y predicarles directamente, cara a cara, sin tapujos, no es lo mismo que ocuparse en ese abominable escribir abstracto, para un público abstracto, sólo presente a los ojos del espíritu".
La situación para Federico comenzaba a complicarse, ya que recibía visitas de las autoridades policiales pidiéndole que terminara con sus arengas políticas. Su padre, el empresario exitoso y creyente, comenzó a incomodarse bastante más ante el conflictivo hijo. Intentó apaciguarlo llevándolo con él a su oficina, pero al poco tiempo este inquieto joven, como para no dejar dudas en las postrimerías de la historia, dijo, gritó y escribió: "Siendo comunista uno puede fingirse burgués y usurero, mientras no se ocupe en escribir; pero hacer propaganda comunista en gran escala y dedicarse a un tiempo a la industria y a la usura, eso es imposible. Basta".
Así comenzó el exilio de Engels.
También su joven amigo, Carlos, estaba en el exilio. Mientras colaboraba en el ya famoso periódico VORWÄRTS (Adelante) que se publicaba en lengua alemana en París y en medio de amenazas por parte del poder prusiano, cuando sucedió la sublevación de los Tejedores, fue intimado a no escribir más. En esa época se publicaría el célebre "Canto de los Tejedores" del poeta y amigo de Marx, Heinrich Heine en el Vorwärts y esa fue la gota que colmó el vaso para el rey Federico IV. Por lo tanto, Marx en vez de renunciar a sus principios se fue a vivir a Bruselas. En este lugar volverían a encontrarse los dos amigos en un barrio de los suburbios de dicha ciudad. Hay que ser tan fieles a la verdad que hay que agregar que Engels había realizado colectas entre sus amigos socialistas, además de donar su primera cuota de derechos de autor de "La situación de la clase obrera en Inglaterra" para su amigo Carlos. De esta manera, Carlos, sufría un poco menos, pues la situación económica lo agobiaba y no podía publicar en ningún lado. El Estado Prusiano presionaba al gobierno de Bélgica para que lo expulsen, por lo que se encontró obligado a renunciar a su nacionalidad y nunca más tener ciudadanía. De esa manera ningún estado volvería a reclamar su expulsión.
Por esos años, Marx y su compañera y esposa JENNY DE WESTFALIA [hermosa y cultivadísima esposa, escribirá Georg Weerth, amigo en común] tenían dos hijas y estaba en camino el varón.
Cuando Engels llega a Bruselas le propone firmemente un período de intensa labor científica. Se van juntos a Inglaterra a estudiar durante seis semanas a los economistas ingleses. Nuevamente juntos. Los ataques a la Sagrada Familia los llevó a elaborar y desarrollar las ideas del idealismo filosófico y la debilidad del materialismo de Feuerbach. Así fue que la sublime biblioteca Chetam de Manchester los tuvo como huéspedes revolviendo volúmenes para trabajar en la segunda obra en común. Al regresar de Londres a Bruselas, luego de haberse reunido con la Liga de los Justicieros y dirigentes obreros, trabajaron durante seis largos meses con todo lo que tenían para llegar a dar fin a esta obra que hoy está en tus manos: LA IDEOLOGÍA ALEMANA. Es necesario aclarar que nadie quiso publicarla. Durmió en espera de que alguien la despertase al papel. Dirá el propio Marx en el prefacio a La contribución a la crítica de la Economía Política: “Abandonamos el manuscrito a la roedora crítica de los ratones tanto más a gusto cuanto que habíamos alcanzado nuestro principal fin, el ver claro en nosotros mismos”.
Cuando ninguno de los dos existía físicamente, y siendo el año 1932, en alemán y por el Instituto Marx-Engels de Moscú esta obra nació para el mundo lector.
Es imprescindible entender la relación de los autores de este libro para comprender que este libro está más allá de un trabajo de co-autoría. Era más bien co-vida, co-lucha, co-munión, co-munismo, compañerismo en el más profundo sentido de la unión en la vida como hermanos, como seres humanos nuevos dando todo de si para la causa más noble: la revolución.
En esta obra se planteaba el nacimiento de la nueva ideología.
Desde sus primeras páginas y muy claramente ambos exponen que el hombre, antes de pensar en política, ciencia, arte o religión, debe comer, vestirse y tener un techo. En sus propias palabras " No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia.". Todo tiene su raíz en las circunstancias económicas que rodean a las personas.
Luego definen con mucha precisión al estado burgués y la ideología del mismo: "La forma de organización que se dan los burgueses necesariamente, tanto hacia el exterior como en el interior, para garantía de su propiedad y de sus intereses". Y luego continúan con la ideología: "Las ideas de las clases dominantes son, en cada época, las ideas dominantes; es decir, la clase que detenta el poder dominante en lo material en el seno de la sociedad, constituye al mismo tiempo su poder dominante en lo espiritual".
¿Por qué reproducir aquí estos párrafos del libro? Porque nos muestra que este "difícil libro de filosofía" (como algunos lo llaman), si bien es exigente en su contenido, no es imposible de acceder con paciencia. Y porque las cuestiones profundas que planteaban Marx y Engels son tan de ayer como de hoy. Son tan actuales que las entendemos perfectamente cuando en nuestras sociedades, casi en la mayoría de los pueblos de hoy, las vivimos, perdón, sufrimos en carne propia.
En la ideología alemana, Carlos Marx y Federico Engels mostrando este escenario, plantean por primera vez cuál es la tarea de los sujetos protagonistas de la historia, conquistar el poder político.
Y a partir de ese momento el pensamiento humano despierta ante un planteo estelar, porque estos dos muchachos llegaron a demostrar, como dijo luego Vladimir Lenin: "que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea".
O como sostuviera más adelante el revolucionario argentino Ernesto Che Guevara...“el camino es hacia el socialismo, y este no es una creación milagrosa sino el resultado del trabajo humano”.
Desde El Bohío, Lanús,
Buenos Aires,
Nota original en Marzo de 2004
Corregida y aumentada agosto de 2010.
Marcelo Cafiso
a LA IDEOLOGÍA ALEMANA
Carlos Marx [5 de mayo de 1818] y Federico Engels [28 de noviembre de 1820], nacieron en distintas ciudades de la provincia alemana de Renania. Tenían en común haber sido seducidos por Hegel y Feuerbach y se diferenciaban claramente por el pasar económico. Engels vivía holgadamente gracias a los negocios de su padre quien poseía fábricas en Inglaterra y Alemania. Pero la abundancia de moneda no era la felicidad para el joven de quince años. “La semana pasada Friedrich trajo notas regulares. En lo externo, como sabes, ya ha adoptado mejores modales. Pero a pesar de los severos castigos y a pesar de su temor a otros nuevos, no parece querer aprender de la obediencia ciega. Así, hoy he tenido otra vez el disgusto de encontrar en su escritorio un libro mugriento de una biblioteca pública, un libro de caballerías del siglo XIII. Resulta sorprendente la falta de preocupación con la cual deja en el cajón tales obras. Dios conserve su carácter, pues a menudo me causa temor ese chico, por lo demás muy bueno.” [Carta de Friedrich Engels -padre- a Elise Engels. Fechada en Barmen, 27 de agosto de 1835].
El viejo Engels no comprendía a su hijo, jamás lo haría, y más adelante le soltaría la mano del aporte financiero. En cambio el viejo abogado judío –ahora convertido al cristianismo – y de liberal espíritu, entendía y acompañaba al joven Marx en sus nuevas inquietudes.
Así crecieron en distintos ambientes familiares estos dos muchachos que se cruzarían por primera vez en octubre de 1842.
“El primer encuentro entre Marx y Engels desembocó casi en una ruptura. Por aquel entonces Marx era un hegeliano casi tan empedernido como Engels era un ortodoxo partidario de Schelling. Ambos sistemas eran irreconciliables, así que los futuros amigos, que por fin se encontraron en el culto mutuo a Hegel, se separaron entonces como enemigos”. [Carta de Maxim Maxímovich Kovalievski fechada en 24 de noviembre de 1842].
Dos años más tarde disfrutaban de un verdadero encuentro planificado en el Café de la Régence de París (uno de los primeros centros de la revolución de 1789). En este embute, y a través de la discusión e intercambio de ideas, descubrieron que los unían los mismos intereses, que no eran justamente los financieros.
Marx expuso a Engels el determinismo económico de su teoría sobre la concepción materialista de la Historia. La amena charla que comenzó en este café concluyó, cual primera etapa, diez días después, luego de haber participado en cuanta asamblea de obreros revolucionarios alemanes o franceses se celebrara. La casa de Carlos fue la casa de Federico.
Intercambiaron y discutieron sobre el internacionalismo de estos obreros, sobre "las limitaciones nacionales" y "la arrogancia nacional" sobre las batallas que en esos momentos estaban dando los trabajadores ingleses y la participación activa de la Liga de los Justicieros. Los debates los acercaban cada vez más, estaban de acuerdo en todo y admiraban las mismas luchas, pero también coincidían en que lo existente no bastaba. Las ideas hasta ahora desarrolladas eran insuficientes. El Cartismo , el utopismo, el comunismo igualitario o el golpismo. Ninguna podía resistir un análisis científico, no eran herramientas para la liberación de los obreros. He aquí la tarea. Forjar una teoría revolucionaria que fuera un arma para dar la batalla de ideas, la batalla teórica y política que necesitaba la clase obrera.
Con veintiséis años Carlos, y veinticuatro Federico, emprenderían la primera obra literaria en colaboración mutua. "La Sagrada Familia, o Critica de la crítica crítica. Contra Bruno Bauer y consortes". Titularlo de esta manera equivalía a etiquetar irónicamente a los filósofos idealistas, a los hermanos Bauer y sus seguidores. Es interesante leer a Lenin y su análisis sobre estos hermanos y la obra de Carlos Marx y Federico Engels. "Estos señores (Bauer) predicaban una crítica que estaba por encima de toda realidad, por encima de los partidos y de la política, que negaba toda actuación práctica y sólo contemplaba críticamente el mundo circundante y los sucesos que ocurrían en él. Los señores Bauer calificaban desdeñosamente al proletariado de masa carente de sentido crítico. Marx y Engels se enfrentaron enérgicamente con esta tendencia absurda y nociva. En nombre de la verdadera personalidad humana, la del obrero pisoteado por las clases dominantes y por el Estado, Marx y Engels exigían no la contemplación sino la lucha por un orden social mejor y veían, naturalmente, que la fuerza capaz de librar esa lucha, en la que estaba interesada, era el proletariado".
Evidentemente la Sagrada Familia marcaba una nueva forma de leer la realidad, de analizarla, y de proponer la búsqueda de nuevos caminos y nuevos sujetos para quebrantar el idealismo predominante en las distintas manifestaciones de rebeldía contra el Estado y su clase explotadora. Algunas de las reflexiones dentro de ese libro: "Las ideas nunca pueden llevar más allá de un viejo estado de cosas mundial, sino siempre, únicamente, más allá de las ideas correspondientes al viejo estado de cosas mundial. Las ideas no pueden ejecutar absolutamente nada. Para ejecutar las ideas se requieren hombres que empleen un poder práctico", "Si el hombre es modelado por las circunstancias, habrá pues, que humanizar dichas circunstancias". Esta era la fe de Carlos Marx y Federico Engels.
Posterior a esta inicial gran tarea que emprendieron juntos, continuarán estudiando y escribiendo pero desde distintas ciudadades-trincheras, Marx en París y Engels en Barmen.
De esta época surge un trabajo denominado por el propio Engels como "mi primera cosa inglesa". En distintas cartas enviadas a Marx le transmite:"Estoy enterrado hasta las orejas en periódicos y libros ingleses, de donde pienso armar una obra sobre la situación de los problemas en Inglaterra (...) A esos ingleses les voy a confeccionar una hermosa lista de pecados (...) Yo acuso ante el mundo a la burguesía inglesa de homicidio, robo y de todos los demás crímenes en masa (...) Esos tipos ya se acordarán de mí. Tú comprenderás que también me estoy refiriendo a la burguesía alemana, a la cual le digo bien a las claras que es tan perversa como la inglesa"
Durante el mes de Mayo de 1845, y en la ciudad de Leipzig se dará a conocer el primer gran análisis del capitalismo, y de la situación y rol de la clase obrera en la sociedad burguesa. Es publicado el texto "La situación de la clase obrera en Inglaterra", de Engels. Este muchacho no reparaba solamente en escribir, también dirigía sus teorías como orador en nutridas asambleas de obreros. En una carta a Marx comenta su sentir sobre esta toma de posición. "Una cosa muy diferente; estar ante hombres de verdad y predicarles directamente, cara a cara, sin tapujos, no es lo mismo que ocuparse en ese abominable escribir abstracto, para un público abstracto, sólo presente a los ojos del espíritu".
La situación para Federico comenzaba a complicarse, ya que recibía visitas de las autoridades policiales pidiéndole que terminara con sus arengas políticas. Su padre, el empresario exitoso y creyente, comenzó a incomodarse bastante más ante el conflictivo hijo. Intentó apaciguarlo llevándolo con él a su oficina, pero al poco tiempo este inquieto joven, como para no dejar dudas en las postrimerías de la historia, dijo, gritó y escribió: "Siendo comunista uno puede fingirse burgués y usurero, mientras no se ocupe en escribir; pero hacer propaganda comunista en gran escala y dedicarse a un tiempo a la industria y a la usura, eso es imposible. Basta".
Así comenzó el exilio de Engels.
También su joven amigo, Carlos, estaba en el exilio. Mientras colaboraba en el ya famoso periódico VORWÄRTS (Adelante) que se publicaba en lengua alemana en París y en medio de amenazas por parte del poder prusiano, cuando sucedió la sublevación de los Tejedores, fue intimado a no escribir más. En esa época se publicaría el célebre "Canto de los Tejedores" del poeta y amigo de Marx, Heinrich Heine en el Vorwärts y esa fue la gota que colmó el vaso para el rey Federico IV. Por lo tanto, Marx en vez de renunciar a sus principios se fue a vivir a Bruselas. En este lugar volverían a encontrarse los dos amigos en un barrio de los suburbios de dicha ciudad. Hay que ser tan fieles a la verdad que hay que agregar que Engels había realizado colectas entre sus amigos socialistas, además de donar su primera cuota de derechos de autor de "La situación de la clase obrera en Inglaterra" para su amigo Carlos. De esta manera, Carlos, sufría un poco menos, pues la situación económica lo agobiaba y no podía publicar en ningún lado. El Estado Prusiano presionaba al gobierno de Bélgica para que lo expulsen, por lo que se encontró obligado a renunciar a su nacionalidad y nunca más tener ciudadanía. De esa manera ningún estado volvería a reclamar su expulsión.
Por esos años, Marx y su compañera y esposa JENNY DE WESTFALIA [hermosa y cultivadísima esposa, escribirá Georg Weerth, amigo en común] tenían dos hijas y estaba en camino el varón.
Cuando Engels llega a Bruselas le propone firmemente un período de intensa labor científica. Se van juntos a Inglaterra a estudiar durante seis semanas a los economistas ingleses. Nuevamente juntos. Los ataques a la Sagrada Familia los llevó a elaborar y desarrollar las ideas del idealismo filosófico y la debilidad del materialismo de Feuerbach. Así fue que la sublime biblioteca Chetam de Manchester los tuvo como huéspedes revolviendo volúmenes para trabajar en la segunda obra en común. Al regresar de Londres a Bruselas, luego de haberse reunido con la Liga de los Justicieros y dirigentes obreros, trabajaron durante seis largos meses con todo lo que tenían para llegar a dar fin a esta obra que hoy está en tus manos: LA IDEOLOGÍA ALEMANA. Es necesario aclarar que nadie quiso publicarla. Durmió en espera de que alguien la despertase al papel. Dirá el propio Marx en el prefacio a La contribución a la crítica de la Economía Política: “Abandonamos el manuscrito a la roedora crítica de los ratones tanto más a gusto cuanto que habíamos alcanzado nuestro principal fin, el ver claro en nosotros mismos”.
Cuando ninguno de los dos existía físicamente, y siendo el año 1932, en alemán y por el Instituto Marx-Engels de Moscú esta obra nació para el mundo lector.
Es imprescindible entender la relación de los autores de este libro para comprender que este libro está más allá de un trabajo de co-autoría. Era más bien co-vida, co-lucha, co-munión, co-munismo, compañerismo en el más profundo sentido de la unión en la vida como hermanos, como seres humanos nuevos dando todo de si para la causa más noble: la revolución.
En esta obra se planteaba el nacimiento de la nueva ideología.
Desde sus primeras páginas y muy claramente ambos exponen que el hombre, antes de pensar en política, ciencia, arte o religión, debe comer, vestirse y tener un techo. En sus propias palabras " No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia.". Todo tiene su raíz en las circunstancias económicas que rodean a las personas.
Luego definen con mucha precisión al estado burgués y la ideología del mismo: "La forma de organización que se dan los burgueses necesariamente, tanto hacia el exterior como en el interior, para garantía de su propiedad y de sus intereses". Y luego continúan con la ideología: "Las ideas de las clases dominantes son, en cada época, las ideas dominantes; es decir, la clase que detenta el poder dominante en lo material en el seno de la sociedad, constituye al mismo tiempo su poder dominante en lo espiritual".
¿Por qué reproducir aquí estos párrafos del libro? Porque nos muestra que este "difícil libro de filosofía" (como algunos lo llaman), si bien es exigente en su contenido, no es imposible de acceder con paciencia. Y porque las cuestiones profundas que planteaban Marx y Engels son tan de ayer como de hoy. Son tan actuales que las entendemos perfectamente cuando en nuestras sociedades, casi en la mayoría de los pueblos de hoy, las vivimos, perdón, sufrimos en carne propia.
En la ideología alemana, Carlos Marx y Federico Engels mostrando este escenario, plantean por primera vez cuál es la tarea de los sujetos protagonistas de la historia, conquistar el poder político.
Y a partir de ese momento el pensamiento humano despierta ante un planteo estelar, porque estos dos muchachos llegaron a demostrar, como dijo luego Vladimir Lenin: "que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea".
O como sostuviera más adelante el revolucionario argentino Ernesto Che Guevara...“el camino es hacia el socialismo, y este no es una creación milagrosa sino el resultado del trabajo humano”.
Desde El Bohío, Lanús,
Buenos Aires,
Nota original en Marzo de 2004
Corregida y aumentada agosto de 2010.
Marcelo Cafiso
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