Por Marcelo Cafiso
Un fluir de ideas que sin encajonarlas se salieron, huyeron, desde lo más profundo del sonoro tambor de nuestro ser, desde la provocación mental y emocional que produjeron las circunstancias vividas en el transcurso de la 3ra. Feria del libro de Florencio Varela, octubre de 2009, lugar y momento donde se hizo presente el reencuentro con muchas personas que no veía desde hace quince, veinte años, y el encuentro con nuevos seres que permanecen en mi, a través de abrazos y besos, añoranzas y recuerdos que nos volvieron o comenzaron a enlazar para luego quedar con esa presencia inevitable que nos ronda en la cabeza, y que derrota a la pereza de la desmemoria y el olvido, y que con un soplido, uno verdadero, el de la vida, nos volvemos a alegrar, sonreír, llorar, juntar y emprender nuevamente alguna inexplicable conexión con fundamento y razón.
No hay, en estos versos sin orden, una cantera,
Solo la inspiración del libre espíritu con emoción certera.
Feriando, andando por doquier
mis desacatados huesos
no reparan en los días de ayer
un poco gastados hoy, casi como ebrios
de pasión,
por ser vehiculo natural
de un andar sin pausa
de un legado memorial
y erguidos de pie por una causa.
Aun rechazan los bastones
de un descanso necesario
pues los colman las razones
las férreas como hierro
que quien los porta y reporta
los lanza sin pasaporte
al mas allá,
es decir acá.
Acá mismo donde estamos
donde nacimos, vivimos
sufrimos luchamos
amamos y hasta odiamos.
Inevitable cruce de enfrentados
sentimientos
que como el viento
arrasa con todo a su paso
sin pensar acaso
en lo que luego vendrá.
pero sabiendo
sin titubear
que es por la verdad
que se infla el pecho
que se alzan los hombros
y a veces los hombres
Pero siempre las mujeres
en todo momento
desde que el tiempo es tiempo.
Y ellas allí están
no como pasajeras
sino como compañeras,
imprescindibles y necesarias,
no de los hombres
no de los machos,
de la vida,
Compañeras de la vida
Constructoras del amor
Bastiones de los sueños
Fuentes de un todo
para todos.
Que van haciendo día a día
sin pensar en lo que luego
les retorna por gracias
a lo entregado sin mezquindad
a lo dado, sin esperar
el vuelto,
la recompensa
el amor que no vendrá,
la moneda falsa,
inservible, que no abona
pues con nada se paga
lo que un corazón puede dar
lo que entrega sin cesar
lo que brinda sin mirar
por donde hay que abrazar
acariciar, amar, brisar
como el viento pero suave
es su paso, su presencia
es decir que su existencia
es de la vida la esencia.
Que sin ellas,
las obreras
de este mundo,
las que lo han construido
alzando bloque a bloque
de ideas, sueños, amores
piedra a piedra
pariendo y amamantando la historia
desde las cavernas de los tiempos
son las hacedoras innegables.
Ellas, las impagables,
las inevitables,
las imprescindibles,
las creadoras,
viejas, nuevas
las mujeres de la vida
obreras de la humanidad
las que han dado y darán
el abono necesario
el aire insuflado
desde su clara
Tierna
Húmeda
Aguerrida
Y siempre gloriosa
Presencia de vida.
Escrito en domingo lluvioso el 1ro de noviembre de 2009, desde el Bohío en Tejedor, Lanús, lugar de inspiraciones y creaciones que se derraman como el agua que no contienen los baldes que están en balde intentando evitar otra inundación.