domingo, 12 de diciembre de 2004
Cuba y Nuestra América en Chile
martes, 30 de noviembre de 2004
Llamado del corazón, llamado de la razón, llamado de Caracas
El gran maestro del pensamiento latinoamericano aporta sus ideas para acompañar nuestro reflexionar cotidiano en estos nuevos tiempos, en el seno de un pueblo que en plena transformación-evolución nos recibió con demostración de sincero y apasionado amor, amor a la Vida.
“Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación.” José Martí.
Si de crear se trata, nadie mejor que estos vientos bolivarianos haciendo girar molinos de imaginación que vierten aguas de revolución. Vientos que hacen tiritar a los estamentos establecidos, a los manuales, a los rumbos históricos marcados como inamovibles; para decir así, con el quehacer diario, que todo es posible en nuestras tierras tan nuestras como nosotros mismos y nuestro ser latinoamericano tan incomprensible para quien no siente el calor de la sangre que hierve y ebulliciona hasta convertirse en torrente de lucha y libertad para “nuestras repúblicas dolorosas de América”.
Esos ríos de lava roja vienen del centro de un volcán que hizo erupción, esos ríos de la savia de nuestros muertos nos claman para que su caudal no aumente inútilmente, para que no se desborde, ya no ¡basta!, y nos ofrendan su ejemplo como nutriente vivo para éstas y las próximas generaciones de hombres y mujeres de la tierra.
Es un grito y es un canto. Y es una canción. Y sabemos, aunque callemos muchas veces por formas y cuidados, aquello que el trovador en su poesía cantara con todo su ser y gritando enfáticamente en una voz multiplicada en cientos que se unieron al gran deseo de los justos que por la justicia buscada su vida dieron, pero que no murieron, porque hoy juntos cantamos como universal pueblo con Pablo “y pagarán su culpa los traidores”.
Una Venezuela en la construcción de una colectiva solución, una Venezuela que comprendió que en lo individual sólo está el sendero hacia lo conocido, lo padecido, lo sufrido. Una Venezuela que no está sola, pues Cuba tendió su mano, una vez más. Mano amiga, mano cubana, mano médica, mano deportista, mano cultura, mano hermana, mano revolucionaria. Ya vés, y si se es fiel, se siente en la piel.
Y juntas sienten “barrio adentro” la misión que las hermana, la misión que lo mismo da el nombre, la misión que hoy tiene el hombre, la misión de buscar la salvación de un pueblo en destrucción.
Desde Caracas retumba el latido de un corazón declarado abatido, pero que hoy bien vivo, y en medio del silencio de los explotados por la desvastación del mundo y en la algarabía del continuo, incesante e ineluctable combate contra “los enemigos irreconciliables” se escucha esta declaración que por nombre lleva “Llamado de Caracas” y que en la diversidad de culturas del mundo, los pueblos saben que “el ser humano” o mejor dicho “lo humano del ser” corre peligro de extinción, y sólo nos salva la unión con decisión y confianza en la lucha y la victoria de un mundo subvertido para una humanidad con sentido.
*Marcelo Cafiso
Editor. Nuestra América Editorial. Buenos Aires, Argentina. www.nuestramerica.com.ar
lunes, 12 de abril de 2004
El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.
El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Federico Engels.
Nota editorial a la edición argentina
por Marcelo Cafiso.
Para ubicarnos en el contexto en que Federico Engels escribió este
libro, editado por primera vez hace ciento veinte años debemos, inevitablemente,
retroceder hasta el año 1881. Entre diciembre de ese año y enero
de 1883 suceden dos hechos terribles que golpean fuertemente a su
amigo Carlos Marx.
En ese lapso mueren su mujer y su primer hija, ambas de nombre
Jenny. Demasiado dolor para recobrarse tan pronto. Agobiado y angustiado,
este profesor, que nunca dio clases en la Universidad por ser considerado
subversivo, el 14 de marzo de 1883 deja de existir físicamente.
La despedida, realizada el 17 de marzo con antiguos compañeros, quedó
sellada para siempre con las palabras de su inseparable amigo Federico:
“Los gobiernos, ya fueran absolutistas o republicanos, lo expulsaban.
Los burgueses, tanto los conservadores como los ultrademócratas, competían
en difamarlo. Marx apartaba no hacía caso. Sólo contestaba cuando
la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado
pormillones de obreros de la causa revolucionaria, diseminados por
toda América y Europa, desde las minas de Siberia hasta California. Y
me atrevo a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas si pudo
tener un enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos y con
él su obra”.
Engels, demuestra claramente en sus cartas, y sobre todo en una dirigida
a Johann Philipp Becker, un antiguo compañero de lucha en aquellos
días de 1848/49, cuál es su mentalidad y su forma de sentir frente a
este echo: “Nosotros dos somos ahora casi los últimos de la vieja guardia
anterior al 48; pues bien, permaneceremos en la brecha. Silban las balas,
caen los amigos, pero eso no lo vemos por vez primera. Y si la bala llega
a impactar en uno de nosotros, bienvenida sea, siempre que dé en el blanco,
para no andar con muchas convulsiones.”
A partir de este momento la hija menor deMarx, Eleanor, se puso a
la par de Engels en la ardua tarea de difundir los escritos de su padre. Y,
de tal palo tal astilla, Eleanor participaba diariamente en las luchas políticas
y sindicales de los obreros londinenses.
Engels, a quien llamaban “el general”, venía trabajando hacía ocho
años en La dialéctica de la naturaleza y en unos escritos preparatorios
para desarrollar una historia de Irlanda y otra de Alemania. Reconociendo
que su tarea era concluir los manuscritos dejados porMarx, apartó lo
suyo y pasó a trabajar en la obra de su amigo.
Pilas y cajas repletas de ellos, montañas de papeles, manuscritos
borroneados… eran el panorama en la casa de Marx. Allí Engels encontró
fragmentos de un libro sobre los orígenes de la sociedad. Marx había
hecho numerosas observaciones críticas en la obra La sociedad primitiva
de Henry Lewis Morgan, un etnólogo norteamericano de los más lúcidos
que estudiaban la prehistoria.Decidió revisar y utilizar los resultados
de Morgan y las anotaciones de Marx.
Estudió a Bachofen y a MacLennan. Inició investigaciones de historiadores
y ...etnólogos suizos, alemanes, franceses, ingleses, rusos, norteamericanos
y de otras partes del mundo. Así fue modelando un libro
sobre los orígenes de la humanidad, en la que existía una sociedad sin clases,
una sociedad primitiva.
Federico Engels daba el puntapié inicial de una batalla sin limites.
El mundo antiguo revelaba que los seres humanos regulaban su convivencia
social en las relaciones naturales, y sobre todo en aquellas que
los vinculaban directamente por el parentesco.
Cuando desarrollaron la agricultura y la ganadería, y cuando esas
actividades generaron “plusproducto” y su correspondiente explotación,
se generaron las interminables diferencias entre dos sectores que se
enfrentaron entre sí y comenzaron a odiarse.
Se organizó una fiesta (la organizó el bando explotador, obvio está)
dándole la bienvenida a “Doña Sociedad” divida en clases.
El bando explotado observó la fiesta desde la vereda de enfrente. Y
así... nacieron las clases.
¿Entonces, es mentira que siempre existieron ricos y pobres en la
historia de la humanidad?.
Antes de esta fiesta, no los había. (demuestra Engels) ¿Y que pasó
después de la fiesta?.
Hubo problemas, incluso antes de que termine. Porque los de la
vereda de enfrente quisieron entrar a la fiesta y no los dejaron. Y al otro
día se fueron a quejar al que dirigía el pequeño desarrollo agrícola ganadero
de ese paraje.
¿Y que pasó?
Se reunieron los del bando explotador y dijeron: “En este momento
de nuestra sociedad; en esta etapa determinada de nuestro desarrollo, es
imprescindible, como resultado de nuestra actividad, crear algo que nos
ampare frente al otro bando, de lo contrario tendremos problemas”.
Y así le dieron la bienvenida a “Don Estado”. ¿Alguna vez no existió
el Estado?
Antes de la fiesta, no lo había (vuelve a demostrar Engels).
Y después hubo que organizar todo, porque si no, seguía el descontrol,
se decían los del bando de la fiesta.
Y así, día a día, fueron dándole la bienvenida a: “DonMatrimonio”,
“Doña familia” y “Doña mujer en la cocina”.
La verdad es que Federico Engels trajo muy malas noticias para los
detractores de la revolución. “¡Señores! –gritó por las calles de Londres–.
Alguna vez todo estuvo al revés”. Lean esto, lean, lean… gritaba… E
imprimió este libro.
Cuando salió la primera edición, en Zurich, la fascista policía política
de Bismarck confiscó cientos de ejemplares.
Y otra vez a empezar. El libro terminó editándose en varios idiomas
en pocos años, ya que fue y es una de las investigaciones fundamentales
para conocer la historia de la comunidad primitiva.
Producción, factor decisivo de la historia. La producción de los
medios de existencia. La continuación de la especie humana. ¿Cómo fue
evolucionando la humanidad? ¿Cómo se convirtió en lo que es? ¿Cómo
se relacionaron entre sí las personas y esos medios de producción?.
Engels responde a todos estos interrogantes y hace hincapié en el
estudio de los rasgos fundamentales del desarrollo de esa comunidad.
Toma como ejemplo a tres pueblos (los griegos, los romanos y los germanos
antiguos), y analiza las causas económicas que condujeron al proceso
de descomposición de esa sociedad sin estado y sin clases, que fue
una realidad en la comunidad primitiva.
Abril de 2004.